sábado, 21 de julio de 2018


                                 DE PRIMERA MANO
Aquello no me lo contó nadie. De pequeñico recuerdo ser un crio curioso y, puede que hasta impertinente; pero todo lo que giraba en el entorno de mis buenos padres, me interesaba en grado sumo. Recuerdo, yo escondido, que el hombre, todavía muy mozo, lloraba desconsoladamente. Mi buen padre trató con la sabia dulzura de su saber hablar, consolarlo todo lo que podía. –Yo no me metí en la Guardia Civil para fusilar a gente inocente...- repetía entre sollozos.
Mi buen padre le prometió ayudarlo.
Mi buen padre estuvo en el frente, y precisamente el frente republicano que tuvo que defender, estaba de otro lado profesionales de la Guardia Civil que les causaban muchas bajas.
Mi padre logró, aún siendo republicano, que aquel hombre, a las pocas semanas fuera trasladado y no volvió a fusilar a nadie más.
El pueblo la gente, en casi todas las ocasiones estuvo y ha estado por encima de clérigos y políticos.

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