DE PRIMERA MANO
Aquello no me lo contó nadie. De pequeñico recuerdo
ser un crio curioso y, puede que hasta impertinente; pero todo lo que giraba en
el entorno de mis buenos padres, me interesaba en grado sumo. Recuerdo, yo
escondido, que el hombre, todavía muy mozo, lloraba desconsoladamente. Mi buen
padre trató con la sabia dulzura de su saber hablar, consolarlo todo lo que
podía. –Yo no me metí en la Guardia Civil para fusilar a gente inocente...-
repetía entre sollozos.
Mi buen padre le prometió ayudarlo.
Mi buen padre estuvo en el frente, y precisamente
el frente republicano que tuvo que defender, estaba de otro lado profesionales
de la Guardia Civil que les causaban muchas bajas.
Mi padre logró, aún siendo republicano, que aquel
hombre, a las pocas semanas fuera trasladado y no volvió a fusilar a nadie más.
El pueblo la gente, en casi todas las ocasiones
estuvo y ha estado por encima de clérigos y políticos.
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