
NANAS
Cantos de cuna
que me cantaban,
que nos cantaba
mi padre
a mi hermano Pepe
y a mi
los dos con edad
parejo en nanas.
“Estrellitas del cielo
subir,
estrellitas del cielo
bajar,
que mi Juan,
que mi Juan
y mi Pepe
van a hacer
nanita
ya”.
Nanas:
cantos de cuna
que mi padre
una y otra vez
nos dormía
a mi hermano
y a mi
nos cantaba.
Padre,
padre mío,
dónde estas
tú,
y dónde
está mi infancia,
dónde,
¿quien se la llevó,
y quien se llevó
a ti
en mala hora
y en mala entraña?
Nanas:
canciones
que los padres cantan
cuando están
enteros
aunque les duela
el alma.
¿Pero qué puedo cantar
yo
a los míos
si llevo la garganta
entera
llena de rabia?
A ti,
padre mío
no te tragó
la guerra,
pero te partió
el ánima,
porque tú
sí que tenias
realmente
anima,
y nada de pose
de los sin alma,
los de copón
y mezcla
de bota alta
con sotana,
y por matar,
muchas,
muchas medallas.
¿Qué nana
puedo cantar
yo
a los míos
si tengo en la garganta
por mucha gente
mucha rabia?
¿Y qué estrella
del cielo
va a bajar
o subir
a ver como
se duerme
mi rabia?
Nanas:
canciones
de cuna,
padre,
que las recuerdo
a menudo
aunque vaya
cuajado en canas.
SOLA
Volvió sola.
Se trajo desde debajo
del campanario
el son de la campana
metida
en las sienes,
la que dobla;
la que redoblando
dobla
que una mujer
¡ay!
se queda
sin marido,
se queda sola.
Treinta años,
viuda
y sola.
Treinta años
como veinticinco,
y aún más guapa
que las guapas.
Y sola.
El del colmado
le dijo
que tendría
hasta de sobra
con sus sobras.
Y el mismo cura
le prometió
consuelo
en una catequesis
particular
para ella
a solas.
Y un mozo
como un toro
de treinta yerbas
comidas,
cada vez
que caminaba
con la vista
la devoraba
como un pasto más
a comer
a cualquier hora.
Y vino;
y volvió sola.
Se quedó sola,
Viuda,
y por mucho tiempo
no traspasó
puerta alguna
ni calentó más
ninguna alcoba.
¿Lo quería así
la campana
que como loca
revoloteaba
repicando
cuando
enviudó
y se quedó
sola?
¿Lo quiso
la vida?
¿Es vida
la vida
que se vive sola?
Preguntárselo
a ella
ahora;
ahora que está vieja
y sola.
HERMANO DE PATERA
Luce el sol:
Calienta.
Puede que más bien
abrase
la piel delicada del blanco,
pero la tuya,
morena,
lo agradece.
Frío y frío.
Mar y agua,
hondura de onda
y desolación
de mar
en pos de una sola
cosa:
mejorar la vida,
si la vida la mejora
el apartamento
apretado,
la chabola
y el desprecio
en la mirada,
callado,
de aquel que de ti
se sirve
y piensa que junto e él,
emigrante,
ya no eres desdichado.
Asombro
de asombro de incultura;
de sociedad
en puro escombro,
inculta
y tediosa,
aburrida.
Mortalmente herida
por la búsqueda
incesante
de los euros
apartando,
u hocicando
en la mentira,
mientras el político
gira y cambia,
levita,
grita,
vive alzado
del suelo
que no pisa,
y del que ha pisado
para hundir
y seguir
en la lid
de ser
por la calle,
por la alameda
señalado.
Contigo a tu lado,
amigo emigrante,
camarada de patera,
he estado
y voy a estar
mientras tenga
dedos
para escribir
y un teclado:
hermano de patera,
hermano.
2 comentarios:
Torrentes de apasionado sentimiento que anegan el alma del lector. Un abrazo. Joe
Lo dicho por Joe, que ya casi es un habito en tus poemas, donde predonima como protagonista, la pasión, cualquiera sea el campo que abordes.
Un abrazo
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