miércoles, 7 de enero de 2009

VERSOS TANGERINOS Y DE INVIERNO









VERSOS TANGERINOS
Un verso
hecho en y para Tánger
es un verso tangerino.

Un amor, un deseo
un afán, una melancolía
nunca será en Tánger
un sentimiento truncado,
cortado, mutilado,
perdido ni apagado.

Y es difícil que naciendo allí,
en aquel rincón
donde hasta la rana
se acicala en la noche
para que su canto
abandone la monotonía
de un croar sin encanto,
y donde cualquier sentimiento
que aflore
tarde sepa del olvido,
del que rápido
en otra parte,
en nuestro tiempo actual
que todo lo tiene
como enloquecido,
lo deshace
en un chasquido,
en Tánger perdura
si tiene
contenido.

Yo se que en Tánger
no se inventó ni el cañón,
ni la pólvora,
ni la computadora,
ni los flujos de capital,
ni los relojes de gran precisión
para fijar la hora.
Y aunque tampoco se inventó el amor
ni el maridaje entre la tierra y el mar,
o entre un hombre y una mujer,
como en ningún otro lugar
por allí nace todo
con mayor contenido.

Pisando su hermoso suelo,
ajeno total a mi voluntad,
comenzaron a brotar
unos versos,
que si brotaron en Tánger,
serán tangerinos;
y ahora esos versos
inician su vuelo.





SI TU QUISIERAS

Marruecos
si tú quisieras,
si me quisieras para hacerte un verso
sosegado,
tranquilo,
un verso de alguien que está de vuelta,
que está de tarde,
de invierno,
pero con la mañana fresca,
el verso que me nace
y me brota
mientras paseo
por tus campos,
por Kenitra, por ejemplo,
para ver llegar como llega,
distinta a todas partes
el oscurecer y la tarde,
y la noche…
Si tu quisieras
como yo quiero y deseo
verme andando por tus altos trigos,
por tus campos llanos,
por tus cerros redondos…

Todo y cuanto siento que tu me das,
si quisieras, Marruecos,
quedaría fijo en un verso
hacia esa tierra
que tanto quiero,
que quiero tanto.



PEREGRINO POR LA ARENA

Iba distante,
como distraído,
con la mirada arena adelante
peregrino:
peregrino del desierto:
caminante beduino
meciendo la ola,
el barco de carne:
blanco color ceniza
el camello,
y azul,
azul y moreno
el camellero peregrino
del mirar distante.

Pisando despacio
pasaste seguro
por mi lado,
pero distante,
y apenas sin mirarme
más allá de un segundo,
porque la mirada
arenas adelante
por una senda que tu conoces
en la que
como en otras tantas cosas,
yo,
soy un pobre ignorante.
Aquel Sahara
y aquella tarde roja
preñado el cielo
de las cruentas luchas de sangre
de los soles y los vientos por los cielos,
por las tardes del desierto:
Inigualables,
Tú, camellero peregrino
pasaste.

Y al verte sentí
que vivir sintiendo
y amando el camino,
es vivir orgulloso de vivir,
y donde se puede tener
todo,
como tú lo tienes,
en una sola tarde.



CABELLO NEGRO


No se si cogió la noche,
o de carbón molido
finamente dispuesto,
el cabello tuyo
negro, negro,
se hizo negro,
porque no sé de dónde
se puede coger tanto
y tan brillante
y tan bonito
cabello negro

Se lo pregunté al poeta
de verso cierto
y atinado,
y nada supo.
Se lo pregunté
al que raudo
desmonta la duda
porque conoce
todo lo incierto
y lo imaginado.
Y como no tuve repuesta,
por preguntar,
se lo pregunté también
al que le da negrura
a los pozos hondos,
y a cuantos temblando,
según,
generan los pensamientos negros
de los que dicen
se avergüenza la alcoba,
la tarde,
y la alameda.

A todos les pregunté
de dónde coge una mujer
una cabellera
tan bonita y negra.

El poniente,
el viento que venía
con hartura de mar,
entre silbo y silbo,
me dio la repuesta:
Yo, en altamar,
de una nube negra,
madre de un huracán,
hace tiempo,
cuando era niña
le traje yo la cabellera
para hacerla reina
entre el coral
y la perla negra,
mora:
mora de Marruecos:
zagala mora.




JORNADA EN EL SAHARA


Otra vez desierto…
Y más desierto todo por delante.
Las dunas tienen todavía
el frescor de anoche
cuando la luna las dejó quietas,
paradas,
sin mover ni un grano
de su arena roja.

Y jugando luna y duna
y alguna sombra implicada
hicieron anoche,
esta noche,
una noche
de juegos entretenidos
por ser juegos naturales,
juegos son de vida,
en una tierra,
en un desierto,
que muchos,
los que no conocen,
la llaman tierra desolada.

Camello y camellero,
y el fuego de la noche
mientras me abrigo
sobre el saco de dormir
en el suelo,
teniendo
por lámparas encendidas
millares de estrellas,
y todas,
una a una,
parecen más que estrellas
luceros,
en una noche,
en un territorio
que llaman desolado,
donde nunca por nunca
el hombre ha estado
más metido,
y adosado.

A la mañana siguiente,
desierto,
más desierto;
otra vez desierto
y el sol arriba.
Sahara
tal y como eres
siempre te había imaginado.
Y a lo mejor eres la única cosa
en todo mi mundo
que visto en la realidad
tiene las formas
del sueño soñado.

Y cuando llega la noche,
sin luna o con ella,
la noche se enciende
con sólo
las estrellas de arriba
abriendo braseros en el cielo,
hogueras,
que las unas titilan
y las otras se quedan quietas
alumbrando.

Y es cuando a veces pienso
Sahara,
que en el mundo
tu eres el único lugar
que sin sol ni luna
podrías vivir
encendiendo y apagando luceros.

Y aunque sean muchos
todas las noches,
todas las que en ti velo,
me entretengo y los cuento
antes de dormir
no sea que algún ladrón,
envidioso estrellero,
para otro cielo los robe
y se los lleve.


VERSO DE INVIERNO

A la primavera
hacerle un verso
o un poema,
puede que resulte fácil
para todo aquel que ande
metido en cosas que hurgan
las musarañas de los sueños.
Pero al invierno,
hacerle un verso a la tarde gris,
oscura y corta,
que acongoja,
que da como frío dentro,
más adentro
de donde dicen
que tenemos
el alma,
ya no es cosa de poeta,
porque hacer un verso de invierno
puede tener semejanza
con un cántaro roto
con el asa que descansa
en un camino
su arcilla
que en otro tiempo
llevó agua.

Un verso en invierno
también puede ser
como el aljibe vació
que canta el eco
y dice estar listo,
preparado
para recibir
el agua con sus colores,
dos: uno,
azul de cielo,
y otro,
azul de agua
que se hará
blanco en las flores
para las mieles
primaverales.




SIN REGRESO

Dicen que por tu boca,
por tus labios
martillo y yunque
del fuego interno
que ellos provocan,
el monje renegó,
la lesbiana
se hizo monja
y se amotinó
una fabrica
donde se fabrica
el caramelo
y la seda.

Dicen que tú
y tu boca,
al caminante,
al que espera
el mejor autobús
para viajar la vida,
se le hicieron agua
que no mueve molino
las ansias
de tenerte.

Dicen,
que si tu vas conmigo,
es para perderme.
Pero ni una sola
migan de pan,
a lo pulgarcito
he arrojado
para volver
si alguna vez
dejas
o dejo
de quererte.



VIENTO DEL SUR

Hoy sopla viento del sur
el que trae al pobre
el miedo del cayuco
y la patera.

Hoy sopla del sur
un viento que se ha hecho solano
en la tierra austral
donde nada sopla
y todo está
al borde de los bordes.

Los pobres,
si son pobres,
razonamos desde aquí,
ventaja nos llevan
todos ellos al morir
que no se dejan,
fuera de la vida,
de sus propias vidas,
nada del confort
tan necesario para vivir.

Cualquier día
que esté lúcido de necesidad,
sin billete,
me subiré en un viento ardiente
y cabalgaré hacia el sur
antes de que se apague,
como se consume un candil,
el último pobre,
por la necia necesidad
que tienen muchos hipócritas
de decir es sus altares
que aman a los pobres.

2 comentarios:

Iván Threze dijo...

He leído varios de los poemas de este grupo. Mentiría si dijera que todos, por eso digo varios. Y me han parecido preciosos; surgidos de un corazón que ama lo que expresa y aquello que motivó su expresión. Un cordial abrazo. Joe

P Á R M U L O dijo...

CITO "Y aunque tampoco se inventó el amor
ni el maridaje entre la tierra y el mar,
o entre un hombre y una mujer,
como en ningún otro lugar
por allí nace todo
con mayor contenido"

He pasado la primera vez por tu BLOG y estoy seguro de que no será la última. Gracias por ese conjunto de poemas.

PD: te agrego como seguidor, espero que te pases por el mío:

www.lamansiondelpoeta.blogspot.com

y que te registres en:

www.mansiondelpoeta.crearforo.com

Gracias amigo, saludos