domingo, 21 de septiembre de 2014

EL ÉBOLA Y EL CÁNCER EN CARTAGENA


El Ébola y el cáncer en Cartagena

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[Img #9044]Todo un negocio; un peligroso negocio a cuyo frente siempre aparecen gentes perullas mafiosas, que aunque ponen de manifiesto estar encuadrados en un monoteísmo religioso, su único dios verdadero, al que adoran de verdad, es al euro, como ayer fue la peseta por la que mataron, vejaron y mintieron a los cuatro rumbos principales de la rosa de los vientos.

El ébola es el título de un negoción que a nivel mundial están orquestando desde el imperio yanqui, y ya de antemano cuentan con los necesarios pregoneros locales para llenar los huecos de los miedos con terror, y acallar e ignorar cualquier voz que pueda expresarse en el sentido de que las enfermedades, los virus, cuando nacen por causas naturales, nacen para ricos y para pobres; y no nacen como lo que han llamado ébola, que lo han fabricado en laboratorio asociado con la gente de la piel negra: un motivo más de racismo. Y luego, encima, los muy avarientos mamones, no quieren que nos alegremos cuando los ricos, los poderosos solo en dinero, se topan con su muerte aunque se parapeten detrás de sus ingentes montañas de euros.

En Cartagena la llorona, una ciudad que fue y ahora no lo es en ninguna expresión de sus aristas, y no firmaría ni con una pistola en la nuca la Carta de Aalborg, que firmaron en la ciudad danesa la mayoría de la ciudades europeas para la sostenibilidad y el bien común en mayo de 1994, desde la Asociación Vecinal a la que pertenezco, llevamos meses reivindicando que los mandamases y mandamasillos nos informen: que nos suministren datos para ser aireados, publicados; y ojalá que fuera en la línea de que los fosfoyesos cancerígenos que existen acechantes en los solares de la antigua fábrica de Potasas y Derivados, no han influido ni está influyendo para nada en el aumento del cáncer de colón y otros cánceres en estos parajes, y que todo ese maldito mal con el cual se están topando al doblar cualquier esquina los cartageneros, tiene obediencia a un mal de ojo terrestre que se ha cebado en esta tierra de secano, que no recibe ni gota de lluvia, salvo los benefactores orines de los perros, que son la húmeda alternativa a una lluvia que nos ha abandonado y a lo mejor van a tener razón los que dicen que los vapores de la refinería de Escombreras, ya se encargan ellos de evitar toda posible concentración de nubes.

Las multinacionales que están tras el negocio del ébola, lo van trenzando todo al modo habitual de experiencia y, en cualquier momento, harán sonar la terribles trompetas del miedo que harán que de los bancos centrales de países peleles, tipo España, los euros salgan en volúmenes de montañas hacia las arcas de esas empresas nacidas para sueño y paraíso de un puñado de hijoseputa que, paradójicamente, por siglos no han encontrado una soga adecuada que los ahorque en definitiva, y, hoy por hoy, solo los pone en su lugar de antes de llegada, la democrática muerte.

A nivel oficial, a nivel de ayuntamiento y sus grandes amigos y benefactores sociales los bancos, en Cartagena la llorona se orquestó con premeditación y burbuja inmobiliaria un gran negocio: construir viviendas sobre un suelo contaminado, con contaminación dañina, perniciosa, asesina, para las personas. Y tan demencial basamento de negocio, tal genocidio lento e invisible, lo tumbó, lo impidió, no se pudo llevar a efecto por causa de la crisis del sector, y no porque de la mano del ayuntamiento y bancos, con pleno conocimiento de la existencia de fosfoyesos y metales pesados, perniciosos para la salud humana, hicieran o hagan hecho algo para detener semejante salvajada; sino que, por el contrario, están haciendo todo lo posible, lo imposible, lo ilegal y lo que es reo de cárcel, para que a riesgo de salud y peligro para la vida, se construyan casas en los antiguos terrenos de Potasas y Derivados, porque así lo demanda la mafia de la cortijá murciana, así lo demanda el banco de Sabadell; Y así, de ignorantes, se quedan los cartageneros sin correr a hostias a nadie.

Lo del ébola, lo mismo que las “pestes orientales” son cuentos chinos, y es de esperar que ya que los medios de comunicación solo están indignamente por la subvención y le sigue el juego al gran capital, las redes sociales, si otra cosa no logran, afeen e informen de la verdad de esa gran patraña. En cuanto a los fosfoyesos y suelos contaminados de Potasas y Derivados, el hecho de que el mercado no le deje a la mafia perulla de la cortijá hacer viviendas por el momento y aguarden emboscados confiados en su poder tiempos mejores sin descontaminar los suelos, hay datos suficientes para que un tribunal penal internacional los ponga en su lugar correspondiente, aunque tengan, por el momento, a la opinión pública cartagenera en la luna del desconocimiento. Todo se verá. Salud y Felicidad.

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