Platicando de algo muy aceptado por casi todos, que en sustancia consiste en el hecho de que una persona es el reflejo perfecto de la zona donde vive o de las gentes de las que desciende, me contaba un amigo en uno de esos días que se han quedado atrás de un calor de aquellos de misa mayor de comuniones y curas cantando para lucirse, que la abuela de Jorque Pujol, era de Cartagena, y que por tanto, la cachaza para importarle tres pijos y medios que lo señalen con el dedo por la calle como un delincuente financiero, le viene de casta de una tierra, la cortijá murciana, donde las estafas; los robos a la sociedad ya se programan a cielo abierto como la explotación de algunas minas. Y ahora, ya se empiezan o estamos de lleno en los prolegómenos de otra gran estafa que se llama Gorguel, visto que la del Aeropuerto, al final ha dado más dinero del esperado por la mafia perulla de la cortijá, cuando se programó tal negocio chanchullero en tiempos del “fugado”, que todavía sigue contando sus ganancias cómodamente en Europa, viajando en avión en primera a costa nuestra, cuando le sale de sus compañones.
Particularmente soy de los que creo que el nacer en un lugar condiciona; pero las cualidades humanas no son como los pepinos, que por nacer en un mismo invernadero, todos tienen que ser y saber igual. El jornalero de la cortijá murciana, no es que sea apático hacia los robos y estafas que tiene delante, es que cuando vislumbra alguno de los que por desgracia abundan en nuestra cotidianidad, el muy tonto del pijo espera que la fiscalía actúe, que la oposición actúe, que el partido que sustenta el gobierno actúe, y que algo que es más claro y transparente que atracar con pistola a cara descubierta las arcas de todos los murcianos, no se lleve a cabo, porque es tan sumamente irracional que no puede ser verdad que sea tan fácil robar y estafar a manos llenas a todo un pueblo.
Los barcos portacontenedores que ya están en los astilleros construyéndose, y unos pocos navegando, manejan cifras de contenedores que van de los catorce mil cajones por viaje a los veinticuatro mil (Por cierto, algunos astilleros europeos están construyendo esos nuevos y novedosos buque, España ni uno, porque dicen nuestros mandamases que la mano de obra española es más cara que la holandesa o la danesa, por poner una), y me gustaría saber que los bien pagados y mejor posicionados para el afanare y requisare nos explicaran dónde cojones vamos a meter nosotros los de la cortijá, en el supuesto caso que se construya el Gorguel, en el supuesto caso que se construya la mejor vía de alta velocidad del mundo, veinte mil contenedores de golpe; y qué coño van a llevar dentro los contenedores como no sean obleas para hostias benditas de obligada ingerencia.
Pronto vamos a contemplar con asombro como el dinero de los Pujol en el extranjero tiene como destino la alta finalidad política de servir de puente financiero para cuando Cataluña se independice de España. Pronto vamos a contemplar con asombro, como las muchas viviendas fuera de la cortijá de la propiedad de nuestros queridos, amados y sufridos mandamases, las compraron con el fin de que cuando aquí no haya quien pueda vivir porque sea obligatorio hasta tener el titulo de vecino expedido y vendido por las santas fuerzas del colegio católico de Guadalupe, y dormir con un chorizo del Pozo. Y pronto nos percatemos de que esto no se soluciona de la manera como va; porque sí, será un bocado más que excelente en comisiones y sobreprecio de obra lo de la vía de Escombreras y el superpuerto del Gorguel, la una para hacer después senderismo sobre ellas, y los muelles para pescar en caña, pero ya es hora de llamarle a cada cosa por su nombre, explotar y aprovechar lo mucho que tenemos abandonado, y meter en la cárcel a un puñado de sinvergüenzas; pero ya.
Salud y Felicidad.
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